jueves, 22 de noviembre de 2012

Batalla



El contrincante es joven y tiene el vigor de los cortos años, pero el brazo de Ruy Díaz está bregado en cien batallas y lo humilla.
A punto de descargar el golpe decisivo queda al descubierto el rostro del sarraceno. Más que joven, es un niño. Moreno, ojos despiertos, sin barba aún que mesarse.
El Campeador amaga recuerdos: Diego, Consuegra…
Mira en torno suyo, toma un caballo de crines ensangrentadas y ayuda a montar al muchacho. Lo aguija, luego, con el hierro y espera hasta verlos perderse en la lejanía.
No ha tiempo para más. Una cimitarra enemiga le reclama.

0 comentarios:

Publicar un comentario