domingo, 13 de enero de 2013

Josafat (trilogía)



Incertidumbre.  (Primera entrega).

Buscó con ahínco en el inhóspito desierto, en las selvas lujuriosas, bajo tierra, asomado a la bocana del infierno.
Pero era el único superviviente y sólo encontró su imagen reflejada en el espejo de las aguas.


La llamada del instinto. (La saga continúa).

Se avitualló de esperanza antes de comenzar el incierto éxodo bajo la mirada solícita de las arpías.
Una perversión incontrolable le empujaba hacia su destino.


Los dioses tienen la palabra. (Exterminio final).

Si alguna vez existió el Edén estuvo allí, el lugar adonde le habían conducido sus trémulos pasos. Plácido, silente, al abrigaño del musgoso murallón que detenía los fríos del norte
- Arroja tu semilla en la tierra-, le dijo la voz-, y tu descendencia será innumerable.
Obedeció ciegamente, desperdiciándola en vano, porque no había mujer que la recibiese y ello aceleró su propia destrucción.
Fue el último humano que acarició los musgos de la escarpadura, luego las arpías se aburrieron mortalmente.