El ejército
muslim cubre la carrera con golpeo de cimitarras contra los escudos.
Por el medio de las dos filas avanza Jimena, negro
escofión de raso, sayal ceñido con cinturón de plata, manto cordobán y
borceguíes de terciopelo. Tras ella cuatro corceles zainos arrastran el túmulo
de Ruy Díaz. Negro sobre negro y tristeza en la mirada.
Al pie de la
torre albarrana la espera el taifa sarraceno que le besa las manos y saluda con
la zalema:
- Selam
aleih, ¡ye sayyideti!
Jimena abaja
la cabeza, arrasados los ojos, y aguija el caballo.
Valencia queda
atrás. Delante amanece Cardeña.
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